Una semana un poco extraña, muy intensa, mucho trabajo, mucha fiesta, buenas y malas noticias. Así a lo tonto, me he dado cuenta que han
pasado tres meses. Semana tras semana, parece que fue ayer cuando salí de Barajas y ya estoy a la mitad del camino. Resulta curioso cuanto
menos el paso "relativo" del tiempo. Y sin embargo han pasado tantas cosas...
A lo largo de la semana, los problemas (tocaron a seis o siete diarios) terminaron por destrozarnos a todo el departamento. Los dos discos duros se rompieron (el normal y el de seguridad), perdimos todos los correos, todos los datos de los clientes, todas las traducciones, el nuevo sistema está dando fallos contínuamente, se cortó el teléfono, nos atacaron los hackers, ... raro es el día que no he hecho más de diez horas al día corrigiendo errores y reconfigurando todo y aún así hay datos que se han perdido para "siempre jamás". RIP.
El fin de semana llegó y su presentación se prestaba a que me olvidara de los problemas, ya que España ha sido de nuevo protagonista en la metrópolis de Lille. Resulta que los lilitas,... lilienses,... lilieros,... (¿cuál es el gentilicio de Lille? ¿alquien lo sabe? en fin, que vergüenza... los habitantes de Lille, jeje) han decidido festejar la fiesta de las Fallas en todo el centro histórico de Lille. Oh...
Pero fallas de verdad, con la nit del foc, la cremá, los ninot,... Impresionante. Me esperaba una chapuza, francamente, pero mis dudas eran infundadas. Nada más lejos de la realidad, realmente impresionante. Técnicos de Valencia (porque está claro de dónde tienen que venir) han preparado durante tres meses un total de ocho fallas, una por cada barrio de la capital de la metrópolis. Oh, oh...
Dede luego resulta curioso que mis primeras fallas (nunca he ido a las de "verdad") sean a casi dos mil kilómetros de Valencia. Las bandas de música, venidas de diferentes barrios de Valencia y del sur de Francia -donde también hay tradición de música "fiestera"- nos hicieron bailar mientras íbamos de falla en falla contemplando cómo desaparecía cada una en apenas minutos. Rítmos de "Paquito chocolatero", "Valenciaaaaaa, es la tierra...", "Que viiiiiiva Españaaaaaaaa"... Indescriptible. Oh, oh, oh....
El final de fiesta nos concetró a todos, propios y extraños, en el bulevar de los paises bajos para la traca final, los fuegos artificiales
y los dos conciertos -música africana y brasileña- en buen ambiente, un poco pasado por agua, pero sin llegar a "calar" hasta los huesos. Hacía calor y hasta resultaba agradable en algunos momentos. Entre los saltos no me dí ni cuenta. Oooooooooooooh !
Hasta aquí todo lo bueno. ¿Lo malo? Los "extraños" (más que los propios) aprovecharon la coyuntura para hacer de las suyas. Aparte de la lluvia, tampoco me dí cuenta de cómo una mano pasaba al lado mío y me sustraía "de manera sutil" la cámara digital y las 200 fotos que había tomado esa maravillosa noche. En fin, tendré pinta de guiri, no sé. Quizás atraigo a los ladrones, a los problemas, a las catástrofes o a todos a un tiempo... Demasiado cansado para buscarle una explicación. El resto es historia..., que prefiero no recordar. Espero que sea el fondo, porque como siga hacia abajo lo único que me pueden robar ya es la ropa.Bueno,... a partir de ahora no será difícil que todo vaya a mejor. Me quedo con la fiesta, las bandas y la cantidad de fotos que hice y que nunca veré.
Lo único bueno de la semana ha sido la fiesta y ni siquiera pudo ser completa. Semana para olvidar, de nuevo. Espero que por lo menos, encuentre una cámara digital mejor, porque está claro que sin cámara digital no me voy a quedar. El lunes empieza la búsqueda, con la primavera.
Para terminar la semana estuve viendo "La pasión" según San Mad-Max, una película perfecta para terminar una semana que más parece un expolio que otra cosa. Colofón perfecto, pero que deja un sabor agrio para el comienzo del mes. Un sabor que pega con la pascua, por otro lado. Hasta la semana que viene.